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Categoría: Perfiles Criminales
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Anders Behring BreivikAutor: JORGE JIMÉNEZ SERRANO. Psicólogo Criminalista. Fundador S.E.I.P.C
Contacto: yordijs @ hotmail.com

"Una persona con una creencia iguala la fuerza de 100.000 con sólo intereses".
Anders Behring Breivik

El 22 de Julio de 2011 una bomba hace explosión en el centro político de Oslo causando 7 muertos y decenas de heridos y destrozos. Unas horas más tarde, en la isla de Utoya, donde se celebraba un campamento de jóvenes laborista, una persona abre fuego contra los asistentes matando a 76  e hiriendo a decena de ellos.

Allí mismo, en solo un par de minutos desde la llegada de la policía es detenido un ciudadano noruego, Anders Behring Breivik.
Rápidamente fueron apareciendo informaciones que trataban de describir a este sujeto, pero  ¿como puede describirse a nivel criminológico y psicológico a una persona capaz de cometer estos actos?

Estamos ante un caso prototípico de asesino frenético  o Spree Killer, es decir, un asesino que mata a dos o más victimas en un periodo de tiempo consecutivo y en dos o más lugares. El tiempo que transcurre entre un asesinato y otro no se debe a un periodo de enfriamiento, cosa que lo diferencia del asesino en serie, sino que es el tiempo que transcurre en encontrar una nueva victima. En este caso habría que hablar más de viaje que de desplazamiento, se requiere movilidad geográfica del asesino. Se podría decir que el asesino no deja de matar, no habría individualización de cada victima, es parte de una serie consecutivas de asesinatos. Si nos centráramos únicamente en el episodio de la isla, donde la participación de Anders es más directa y tiene una más clara y consciente intención letal, podríamos hablar de un asesino en masa, pero los 40 kms. que distan entre el lugar de la explosión (Oslo) y la isla nos encajan más con la definición de frenético.

 


 

Continuando con la descripción tipológica, podríamos utilizar la de Holmes y De Burguer de 1988 (en Jiménez 2011) , que lo encuadraría dentro del tipo misionario: un tipo de asesino que elabora una idea delirante en la que él se autoerige como la persona con la misión de eliminar o hacer desaparecer a determinados elementos que considera nocivos para la sociedad o ambiente en el que vive. A diferencia del visionario, éste no tiene síntomas psicóticos asociados a su idea delirante, es decir, ésta no son fruto de alucinaciones. Este tipo de asesinos se consideran redentores, salvadores que liberan a la sociedad de determinados grupos que considera dañinos, generalmente prostitutas, drogadictos, vagabundos... En el caso de Anders, sus ideas contras el multiculturalismo y el odio a los inmigrantes podrían identificar el elemento social considerado como el enemigo a aniquilar. En este caso, las victimas no pertenecen directamente al grupo contra el que Anders lucha, sino que son seleccionadas por ser políticamente defensores o promotores de la proliferación en su sociedad de estos grupos (inmigrantes, principalmente musulmanes) o sus defensores. Posiblemente la coyuntura temporal de haberlos reunido en unas jornadas y las características geográficas del lugar de reunión escogido fueron determinantes a la hora de desviar su elección de victimas. En este sentido, el odio de Anders se había extendido no solo hacia aquellas personas que quiere eliminar sino también contra las que considera que las apoyan.

Los asesinos de este tipo son personas sin un componente psicopatológico acentuado más allá de la extrema convicción con la que defiende la ideología que están detrás de su pensamiento delirante. Son personas que están socializadas, que están adaptadas al ambiente en el que viven, son consideradas como personas normales siempre y cuando no se les hable de su temática delirante. En esta situación se puede comprobar al extremismo al que ha llevado sus convicciones e ideas y puede apreciarse la perturbación que esconden dicha ideología junto a la visión violenta que tiene al respecto. Esto se fragua a lo largo de los años, desde la adolescencia, en la que la persona va desarrollando y conformando elementos como la autoestima, la empatía, el locus de control o las habilidades sociales y resolución de conflictos. En un momento determinado, el sujeto percibe como ciertos daños o problemas que existen a su alrededor son culpa de determinadas personas o grupo de personas. Los problemas no son complejos, existen solo dos tipos de personas: los perjudicados y los culpables. Esta idea se va extremando en posturas y se relacionan con una solución conflictiva y violenta, características que también describen a la persona y a su forma de resolver conflictos en el resto de parcelas de su vida.

Este tipo de sujetos son poco flexibles, se encuentran siempre al lado de algún extremo, tienen poca tolerancia a la frustración y suelen dirigir su vida por el dogmatismo y unas auto-creadas nociones de moral y ética. Todo el que no piense como él finalmente acaba convirtiéndose en su enemigo.

Como ocurre en el caso de Anders, su forma de entender la vida y concretamente sus ideas sobre los social y lo político le hacen relacionarse con grupos de ideología de la extrema derecha. Estos grupos le ayudan a retroalimentar más sus ideas y sentir la sensación de pertenencia a un grupo, sentimiento que se desarrolla aún más por la separación cada vez más radical de los que no pertenecen o piensan como ese grupo. Cada vez más, esta ideación delirante ocupa gran parte de su vida, cada vez se estrecha más el cerco de resto de cosas que forman parte de su vida, la idea delirante lo inunda todo hasta que su mundo gira prácticamente entorno a esos pensamientos. Esto le lleva a fabular teorías y a construir una lógica y racionalidad sobre sus ideas extremas sin que quepa la menor duda y sin que sea posible  cuestionar  su defensa. En mayor o menor medida, la capacidad intelectual le permitirá a este tipo de sujetos construir una buena fundamentación lógica y explicativa de sus ideas delirantes. En el caso de Anders, podemos describirlo como una persona con una inteligencia dentro de la media, capaz de elaborar un manifiesto de 1500 páginas donde describe sus pensamientos. Junto a esto, las teorías y grupos de la derecha extrema le llevan a rellenar los huecos que sus teorías pudieran tener.



Como muestran estudios como los de Skrapec (en Jiménez 2011), este tipo de asesinos suelen tener una visión justificada de sus crímenes. Son conscientes del daño que están provocando pero justifican sus acciones como parte de un mal necesario y justo. No solo no se ven como asesinos sino que puede considerarse como victimas de una injusticia atroz que solo puede reequilibrase mediante la muerte de sus victimas. Se encuentran en una batalla interna en la que ellos se auto-exculpan y racionalizan su mal como una forma de auto-supervivencia, ellos o yo.  Anders declara a su abogado para que lo haga público que era consciente del daño que estaba provocando y de la crueldad de su acción sin embargo la consideraba como algo que era necesario hacer. No solo no se verá como un asesino despiadado sino que se auto-describirá como un héroe, un libertador, como un justiciero y redentor. En el caso de Anders, su identificación con los templarios es muestra de esa autoimagen de guerrero salvador en el que se mezcla política, religión y violencia.

 

A nivel criminológico, este tipo de asesinos pueden planificar muy bien sus actos, aunque sus crímenes puedan verse y a veces ser realizados como un acto de impulsividad, su producción no es fortuita ni oportunista, sus crímenes ha sido gestados durante mucho tiempo en la mente de estos criminales. Su relación con la violencia como herramienta útil les hace estar muy cerca y ser conocedores del mundo de las armas y la guerra. Ese paso al acto es para ellos definitivos, no piensan en salir huyendo solo en  cometer el mayor daño posible aunque eso suponga ponerse en riesgo personal. Su modus operandi puede estar perfectamente planificado hasta el punto  de la huida y salir indemne de su ataque. Tienen, en su autoimagen de guerrero redentor, un sentimiento de mártir que le hace pensar que lo importante no es él sino la misión. Anders podría haber escapado de su crimen con explosivos, es posible que no hubiera sido relacionado con él al menos en mucho tiempo, pero necesitan cierta exhibición, no atacan y salen huyendo, requieren ser reconocidos por la sociedad, necesitan la aprobación social puesto que su guerra es, en cierta forma,  por esa sociedad a la que va a limpiar de ese grupo nocivo. Anders no quería desaparecer de la explosión, tampoco de la isla, quería ser detenido allí, piensa que sus actos son dignos y merecedores de reconocimiento público ya que no son un crimen sino una hazaña heroica. Narcisismo y egocentrismo son características que describen su personalidad y  que acompañan sus distorsionadas y extremistas ideas.

Esa necesidad de mostrarse hacia los demás, de influir y presentarse como un líder es lo que le lleva a utilizar las redes sociales como vehículo de transmisión de sus pensamientos. No quiere pasar inadvertido, desapercibidos, quiere mostrarse y exhibirse como muestran las imágenes que utiliza.

Una vez detenido, quizás solo la fama pueda superar al daño cometido. Poco más vamos a descubrir sobre este asesino, ningún sentimiento de culpa que no sea fingido, ningún asomo de arrepentimiento, solo una distorsionada y racionalizada autojustificación. Arrogancia frente a humillación, desprecio frente a los que no piensan como él y una necesidad de ser considerado por la historia como un héroe. Esperemos que la sociedad y los medios de comunicación sean capaces de no desdibujar por un instante la única cara real de Anders, la de un monstruo.

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Publicación expresamente autorizada a Criminalistica.net