La odontología forense es una especialidad que ofrece al proceso judicial penal una interpretación adecuada de los indicios dentales encontrados en el lugar del crimen. En la mayoría de los casos, esto supone el empleo de las historias clínicas dentales, en particular los odontogramas, para identificar a la víctima de un crimen. Pero en algunos casos, los dientes se utilizan como un arma y las huellas de mordeduras, en varios aspectos, pueden ayudar en el establecimiento de la identidad de los implicados en el crimen.

Una marca de mordedura se produce como consecuencia de la aplicación enérgica de los dientes a un sustrato que sea capaz de deformarse.

Gracias a esta deformación, la superficie del sustrato puede cambiar y las características de los dientes se transfieren a la superficie. Odontólogos especializados pueden interpretar estas características. Las heridas producidas por los dientes pueden encontrarse en cualquier parte del cuerpo humano, aunque las mujeres presentan en la mayoría de los casos las lesiones por mordeduras en los pechos y en las piernas cuando son consecutivas a agresiones sexuales, mientras que los hombres son normalmente agredidos en los brazos y hombros. En ocasiones, en las agresiones físicas, la víctima puede utilizar sus dientes a modo de arma defensiva, pudiéndose encontrar en el agresor marcas de los dientes de la víctima.

Las mordeduras se asocian principalmente a acciones criminales tales como violaciones, homicidios y abusos sexuales a menores.

Dos mordeduras producidas con la misma presión y duración pueden parecer totalmente distintas en dos partes diferentes del cuerpo. Esto es debido a que la reacción perceptible en la superficie de la piel depende del grosor de la piel, el tejido conjuntivo y la grasa subyacente, entre otros elementos.

Es importante tratar de diferenciar las mordeduras humanas de las producidas por animales. Generalmente para diferenciar una especie de otra puede emplearse la fórmula dental biológica –el número específico de incisivos de las especies versus caninos versus premolares, etc.–. En su mayoría las mordeduras de animales atraviesan la superficie de la piel y dejan marcas de los largos caninos. Por comparación, las mordeduras humanas abarcan generalmente marcas de una intensidad uniforme debido al hecho de que en la mayoría de los casos los dientes humanos son aproximadamente de la misma longitud.

Hoy día se considera que los indicios de una marca de mordedura tienen un componente físico y otro biológico. Las marcas de los dientes que se graban en el sustrato constituyen un tipo de huella figurada que puede ser comparada físicamente con las dentaduras de los sospechosos que la produjeron. Pero es igualmente importante el hecho de que la saliva se deposita por la interacción de los labios y de la lengua con el sustrato. Esta prueba biológica puede ser recogida y el ADN obtenido de la misma puede compararse con el perfil de ADN de todos los sospechosos.
 
Por lo general, las mordeduras son heridas circulares u ovaladas que registran las formas y tamaños de cada diente por separado y los arcos dentales superior e inferior. La fuerza de los dientes puede causar eritema, excoriación, contusión o desgarro (laceración) del tejido, bien de una forma independiente en el punto de contacto de cada diente o de una forma general alrededor de la circunferencia de la herida. Con frecuencia se presenta un área de equimosis cerca del área central como consecuencia de extravasaciones de la sangre por la presión periférica hacia el centro, o por la presión de la lengua durante la mordida.

Es muy importante para el odontólogo examinar las marcas para ver si es posible identificar las características de clase de los dientes que las han producido. Los incisivos superiores dejan marcas rectangulares y los inferiores normalmente dejan marcas rectangulares más pequeñas o cuadradas. Los caninos por lo general dejan marcas triangulares.

Las pruebas salivales se recogen de la herida aplicando un hisopo a la zona que entró en contacto con la lengua y los labios durante la mordida.

Se utiliza el método del doble hisopo, que emplea un hisopo humedecido con agua destilada estéril, seguido de un hisopo seco. Este método ha demostrado que permite una mayor recuperación de saliva seca de la herida.

Otro método muy útil para la valoración del tipo de lesiones que los dientes del sospechoso pueden causar es realizar mordeduras de prueba. Los modelos dentales que fueron obtenidos de las impresiones recogidas del sospechoso se utilizan para morder un sustrato. Posteriormente, la huella de mordida de prueba se compara con la huella de la mordida problema.

Comparando el patrón producido por los dientes del sospechoso en el sustrato de prueba con la huella de la mordedura que fue encontrada en la víctima, se puede llegar a conclusiones sobre la participación del sospechoso en la realización de la lesión por mordedura.
 
CONCLUSIÓN

Es necesario que el odontólogo esté familiarizado con el aspecto de las huellas de mordeduras en distintos sustratos; tenga un conocimiento suficiente y preciso de la dinámica de la mordida y de la oclusión dental; conozca las propiedades físicas de los materiales dentales; sea imparcial con respecto a las comparaciones físicas y, por último, pueda explicar a otros los resultados y las conclusiones.


OD ALAN BRIEM STAMM
 PIRANE - FORMOSA 
REPUBLICA ARGENTINA