La Marihuana. Fin de un mito.

AUTOR: Dr José Alberto Borges Lopez (1) Dr Ricardo Rodríguez Jorge (2) (*)

La marihuana o cannabis sativa se clasifica como una droga psicodisléptica o perturbadora del psiquismo y dentro de ellas como alucinógena, Los efectos farmacológicos son muy variables, dependen de la vía de administración, dosis, situación personal del consumidor y condiciones ambientales. Todos los cannabinoides son compuestos muy liposolubles, por lo que se acumulan en todos los tejidos, especialmente en aquellos con gran proporción de grasas. Por vía inhalatoria los efectos psíquicos y cardiovasculares se alcanzan en varios segundos.

Por vía oral, la absorción es mucho más lenta, se necesitan dosis 2 ó 3 veces superiores que por vía oral para producir el mismo efecto. Es muy difícil controlar la absorción y el riesgo de sobredosificación e intoxicación es mucho mayor por vía oral. Los cannabinoides son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica y la placenta. Su eliminación es muy lenta y variable, de 19 hasta 60 horas. Afecta a varias funciones del organismo.

Cuando se fuma, se inicia a los pocos minutos y dura entre sesenta y noventa minutos, y se ingiere, aparece con mayor retraso y puede durar en torno a seis horas. Unos 20 miligramos de delta-9-THC por vía oral o un cigarrillo de marihuana con un 2% son cantidades suficientes para producir efectos claros. Al cabo de unos pocos minutos de comenzar a fumar se experimenta una sensación de euforia, bienestar y desinhibición, con tendencia a la locuacidad y a la risa espontánea, especialmente cuando se consume en grupo. Las percepciones sensoriales (auditivas, visuales, táctiles, olfatorias, gustativas o de movimiento) se exacerban, y el sentido de la distancia, de la imagen corporal o del tiempo se distorsionan, de forma que se sobrestima la duración de los sucesos. Incluso se puede producir cierta «desintegración temporal», es decir, una tendencia a confundir el pasado, el presente y el futuro. La fuerza muscular disminuye y, sobre todo si se consume en solitario, se puede entrar en un estado de relajación, somnolencia y debilidad en el que es difícil concentrarse. El sentido del equilibrio también se deteriora y aparece cierta inestabilidad.

Al margen de los efectos descritos, existen otros, cuantificables mediante tests psicológicos. El intervalo de dosis en el que se comienzan a observar alteraciones en los tests de conducta coincide con el que produce efectos psíquicos subjetivos y el grado de alteración es función de la dosis. A través de estos estudios se comprueba que bajas dosis de marihuana inducen confusión y dificultan la memorización de nuevos datos afectando a procesos de aprendizaje.

El déficit de la memoria reciente afecta también a la comunicación oral. La continuidad del discurso se interrumpe y el diálogo secuencial se hace confuso. Surgen ideas o palabras irrelevantes, las frases son más cortas, la conversación más lenta y, en general, el lenguaje resulta más monótono y sin brillantez.

Asimismo se producen trastornos en la coordinación de los movimientos acompañados por un descuido del estado de vigilancia, lo que tiene implicaciones en la eficacia de la conducción de vehículos y aumentar el riesgo de accidentes de tráfico.

Aunque la creencia más generalizada es la contraria, los cannabinoides podrían hacer descender la agresividad en el hombre. Sin embargo, en animales producen una respuesta variable, dependiendo del estado previo. Así mientras que en estado normal producen sedación y disminución de la agresividad, en animales previamente sometidos a situaciones de estrés ocasionan, a veces, aumento de la misma.

A pesar de todo lo anterior existen varios países donde el consumo de esta droga que no tiene ninguna indicación médica tiene venta lícita, como es el caso de algunos estados de Canadá, países nórticos como Holanda, Noruega entre otros. Nuestro país no condena el consumo sino que trata al consumidor como enfermo y los dispensarisa, a través de programas creados por el sistema nacional de salud, Un grupo de investigadores descubrió que al igual que las otras drogas la marihuana elevaba los niveles de dopamina en el núcleo accumbens (NAc), una de las estructuras del sistema de recompensa.

El descubrimiento es sumamente importante, ya que a la marihuana no se la había podido conectar con el modelo de adicción, por lo que se discutía mucho sobre si lo era o no adictiva. Con esto se zanja la polémica pues ya sabíamos que toda sustancia de abuso que conduzca a la elevación de la dopamina en el núcleo accumbens causa adicción

Esta investigación puso fin al mito respecto de la marihuana: puerta de entrada a otras drogas. Al agregar al THC que se le suministró a las ratas, una droga que bloquea a los receptores cerebrales de los opioides impidiéndoles que actúen sobre las neuronas correspondientes, los niveles de dopamina no se elevaron. Con esto se determinó que tanto la marihuana como la heroína catapultan la dopamina al actuar sobre los receptores opioides. Claro que la marihuana lo haría de una forma indirecta, provocando la liberación de los opioides, no aportándolos como la heroína.

Se ha comprobado que las alteraciones en la circulación de la dopamina, como en el caso del consumo de cocaína, produce fenómenos plásticos en los neurorreceptores. Es decir, los encargados de captar la dopamina se hipersensibilizan o, por el contrario, subsensibilizan. Esto lleva a que cada vez se necesite más droga para producir el mismo efecto, que, al comprobarse que la marihuana altera estos circuitos, la hipótesis de que pueda producir las mismas consecuencias negativas que otras drogas, es totalmente válida.

Además, el exceso de dopamina aumenta el estrés oxidativo, es decir la generación de sustancias conocidas como radicales libres que al acumularse producen una serie de daños. Estos se relacionan con el envejecimiento prematuro, Alzheimer, Parkinson, etc.

Consideramos que es de suma importancia la revisión de los programas de prevención contra el consumo de drogas, así como el contenido de las asignaturas responsables de impartir estos temas en la carrera por la necesidad de actualización con las nuevas investigaciones que se realizan de estas sustancias químicas, nuestra universidad médica esta conformada por alumnos de varios países donde el consumo y tráfico de las drogas no constituye una prioridad de los gobiernos y por lo tanto hay un incremento de los jóvenes que se exponen a este flagelo de la humanidad no son escasas las personas que consideran la marihuana una droga blanda con efectos inocuos sobre el organismo, además justifican su consumo con ejemplos de grandes personalidades del mundo que la historia los recoge como consumidores de esta droga.

(*) 1 Especialista de IIdo grado en Medicina Legal. Profesor Auxiliar de Calle 2da # 88 entre A y B Vigía SC VC . Tel 273103 2 Especialista de IIdo grado en Medicina Legal Profesor Instructor 

INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MEDICAS. SERAFIN RUIZ DE ZARATE RIUZ
SANTA CLARA. VILLA CLARA.

BIBLIOGRAFÍA.

Castillo E. El fin de un mito. Rev Que Pasa 1376. 2000; 6 (46): 7-9.
Laizure S. Marihuana metabolism and interaction: role of dopamine. Drug Metab Dispos. 2003 jan;31(1):16-20.
Huestis A.M., et al. Blood cannabinoids y absorption of THC and formation of 11-OH-THC and THCCOOH during and after smoking marihuana. J Anal Toxicol.2001; 16: 276-82. 1992.
Moody DE. Analysis of forensic specimens for cannbinoids. Relation ship between blood delta 9-THC and blood and urine 11-nor-Delta 9 carboxylic acid concentrations. J Anal Toxicol. 2002; 16: 302-06.
Herkenham M, Lynn A, Little MD, Johnson MR: Cannabinoid receptor localization in the brain. Proc Natl Acad Sci, 2002; 87:1932.
Diana M, Melis M, Muntoni AL, y colegas: Mesolimbic dopaminergic decline after cannabinoid withdrawal. Proc Natl Acad Sci. 2002; 95:10269-73.
 
 

Ud. no puede copiar el contenido de esta página